Muchas noches de invierno, cuando terminaba el ensayo, y mientras se apuraba el último cigarro del día, algunos músicos de mayor edad, junto a otros mas jóvenes, se sentaban alrededor de la estufa y, entre risas y nostalgia, contaban historias y divertidas anécdotas de tiempos pasados. Junto a ellos, un niño, alto y delgaducho, no perdía detalle. Aquel niño era yo.
A Olegario, al tío Paco Romero, al tío Batiste Mataix, y a otros músicos de aquella generación, que despertaron en mí, el interés y la curiosidad por estos temas.
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Recién entrado el Siglo XIX y con la independencia eclesiástica y civil ya conseguidas, los habitantes de éste, nuestro pueblo, luchan, junto al quehacer diario, por conseguir y consolidar todo aquello que ahora nos identifica y que tanto nos enorgullece: el Templo Parroquial, nuestras Fiestas de Moros y Cristianos, la Banda de Música, el Canto de la Aurora,…etc.
Pues bien, en el estudio de alguno de aquellos que lo hicieron posible, en el de varios miembros de la familia Parra, y en una parcela especialmente sensible e interesante para mí como lo es la música, se centra el presente trabajo, cuya única pretensión es la de compartir conocimientos, satisfacer al curioso y aportar, si cabe, algo de luz sobre nuestra historia.
LOS ORIGENES.-
La mayoría de los tratados de genealogía y heráldica fijan el origen del apellido “Parra”, o “de la Parra”, en la villa burgalesa de Espinosa de los Monteros, perteneciente al partido de Medina de Pomar, al norte de la provincia, y de allí se extendió por ambas Castillas y Andalucía.
La primera referencia que tenemos sobre la existencia de un Parra en esta zona la podemos encontrar en un inédito e interesante documento fechado en Agosto de 1616 [1]. Es una relación de todas las propiedades agrícolas de la “Vall de Benexama”, algo más de doscientas, separadas por partidas y en el que se especifica el titular y la superficie de cada una. En el mencionado documento aparece un tal “Salvador Parra” como propietario de media “jovada”, en la partida de la “Senda de la Font de la Figuera”.
A partir del segundo tercio del siglo XVII, y por causas que todavía no se han estudiado suficientemente, pero posiblemente atribuibles a las consecuencias del pleito de 1628 entre Biar y Bocairente denominado “Procés de les aigües del Vinalopó i Ull de Canals”, y cuya sentencia revirtió en contra de la primera con la imposición de fuertes impuestos, que posiblemente revirtieron, a su vez, en los agricultores del valle, se produce un paulatino despoblamiento, y no será, hasta principios del XVIII, cuando se origine un nuevo movimiento ascendente en el número de habitantes. Prueba de ello es la orden que dicta en Agosto de 1759 el Ayuntamiento de Biar “… para que todos los habitantes que hayan edificado casas en el poblado, límites y ensanches de Benejama de cuarenta años a esta parte tienen un plazo de treinta días para justificar la posesión de dichas casas”. [2]
Los años de despoblamiento reflejados por Escolano, y después por Cavanilles, han terminado y una boyante economía, basada principalmente en la agricultura, crea un movimiento migratorio desde otras poblaciones hacia el valle produciéndose, posiblemente, el regreso de muchos de sus antiguos habitantes. Es en esta época cuando volvemos a encontrar otras referencias del apellido Parra, quizás herederos de aquel, siendo, desde este momento, uno de los de mayor implante en nuestro pueblo. Sirva como dato estadístico reflejar que, en el periodo comprendido entre 1775-1875, doscientas cuarenta personas se apellidan Parra [3], y que en todo el siglo XIX, el número de fallecidos, que lo llevan como primero, alcanza la cifra de ciento setenta y ocho.[4]
LOS ASCENDIENTES.-
Al buscar los ascendientes directos no he creído necesario ir mas allá de mediados del siglo XVIII puesto que bien poco podrían aportar al propósito del presente trabajo ya que en toda la documentación consultada no aparecen datos significativos que no sean los meramente protocolarios de los documentos y partidas de la época, y la primera referencia sobre algo relacionado con la música no aparecerá hasta el primer tercio del XIX. Por otra parte, la costumbre de poner al primogénito el nombre del padre o del abuelo puede llevar a una pequeña confusión, pues, de una forma sistemática, los nombres de Miguel o de Manuel se repiten, una y otra vez, de generación en generación hasta la actualidad.
Tatarabuelos.-MANUEL PARRA (¿?-¿?), casado con FRANCISCA BELLOT, bautizados y casados en Biar puesto que la ermita de San Juan Bautista dependía de aquella parroquia.
Bisabuelos.-MIGUEL PARRA BELLOT, (1774-1842), bautizado en Biar y MARÍA SANZ VALDÉS de Biar pero vecinos de Beneixama donde también se casaron el 26.02.1791. Fue Síndico Procurador en 1806 y 1817, año en el que se bendijeron los terrenos y se colocó la primera piedra del nuevo Templo Parroquial, y Alcalde en 1820 y 1827. De este matrimonio nacerían diez hijos aunque cinco de ellos fallecerán prematuramente. Del resto, solamente Apolonia y Miguel residirán en el pueblo.
Abuelos.-MIGUEL PARRA SANZ (1804-1857), sexto hijo, casado en Beneixama a muy temprana edad el 03-03-1821 con Mª INES GARCÍA RIBELLES natural de Carcer, menor de edad y cuyos padres procedían de Carcer y San Felipe (Xátiva) trasladándose desde aquella a vivir a nuestro pueblo. Eran todos pequeños agricultores de una posición económica mediana. En la relación de carreteros de 1831 figura una licencia para dos meses extendida a su nombre y al de su suegra Francisca Ribelles para un viaje a Valencia como carretero con carro y una mula. Posiblemente debió existir algún ambiente musical en la casa ya que Miguel, el mayor de sus hijos, estudió música como después veremos, y el segundo, José, será el abuelo materno de los Vera Parra que, a través de su hija Joaquina casada con Evaristo Vera, dará origen a otra generación de músicos locales, entre los que se encuentra el que fue, durante muchos años, incondicional organista de la parroquia, José Vera Parra, conocido popularmente como el “Maestro Vera”, y varios miembros de la Banda de Música.
Padres.-MIGUEL PARRA GARCÍA (1824-1878) casado en 1844 con Ramona Bernabeu Payá, maestra costurera natural de Castalla, que se había trasladado a vivir a nuestro pueblo con sus padres.
De este matrimonio nacerán nueve hijos. Tres de ellos, Juan Bautista, Bienvenida Ramona y Mª de los Desamparados, fallecerán precozmente. Un segundo Juan Bautista, nacido en 1851, un año después del anterior, fallecerá soltero en Cuba [5], y los demás, forman parte de este relato.
En 1836, con apenas doce años, inicia sus estudios de órgano con unos métodos manuscritos copiados ex profeso para él. , y que aún se conservan en el archivo de la Banda de Música. Todo ello le permitió adquirir suficientes conocimientos musicales pues sabemos, por su partida de matrimonio, que llegó a ser organista de la Iglesia y también director de la Banda de Música [6], tal y como se refleja en un Acta Municipal del 18 de Mayo de 1858.
El 28 de Octubre de 1848 se inauguró el primer ferrocarril peninsular. Tres años después entraba en funcionamiento el tramo entre Madrid y Aranjuéz que, promovido por el Marqués de Salamanca, deberá abrir una vía que conecte la capital con las costas mediterráneas en Alicante. Pero tal circunstancia no comenzará a producirse hasta 1855 que, tras la revolución liberal y bajo el gobierno de Espartero, es promulgada la primera ley General de Ferrocarriles que dará grandes facilidades y subvenciones para que el capital extranjero comience a invertir en España, creándose una de las principales compañías, la M.Z.A[7]. , quien finalizará la construcción del ferrocarril Madrid-Alicante unos años después.
El 15 de Marzo de 1858 entrará en servicio dicha línea que será la primera que comunicará la capital del estado con una ciudad costera. Por tal motivo, la reina Isabel II acompañada de su consorte Francisco de Asís, efectuará un viaje inaugural a la capital alicantina el verano de ese mismo año [8]. A tal efecto es dictada una comunicación del Gobernador Civil para que cada Ayuntamiento nombre una comisión con el fin de pasar a la capital para felicitar a S.S.M.M. El Ayuntamiento, después de nombrar dicha comisión, decide que la banda de música local asista a Villena para rendir honores a S.S.M.M., a su paso por dicha población. (…y que de los mismos fondos se le entreguen al Director de la Música militar [9] de esta Villa D. Miguel Parra la cantidad de doscientos reales para sufragar á los alimentos de los 34 individuos de que aquella se compone en el tiempo que permanezcan en la ciudad de Villena á la que deberán transladarse con anticipación al recibimiento de S.S.M.M..
Este interesante documento nos da la primera referencia sobre la existencia de una banda de música en nuestro pueblo, así como el número de músicos y el nombre de su director.
En Agosto de 1860 será nombrado, por renuncia del anterior y por unanimidad de los concejales, secretario interino del Ayuntamiento, hasta Octubre del mismo año en el que alcanzará la titularidad. Su paso por este cargo será bastante ajetreado ya que en varias ocasiones fue destituido y repuesto, teniendo que intervenir, en alguna ocasión, hasta el Gobernador Civil. En 1874, y después de varios años inmerso en los entresijos del Ayuntamiento, llegará a la alcaldía, cargo que ejercerá en dos ocasiones.
Pero la víspera de Santa Cecilia de 1878, siendo ya alcalde, y después de una vida tan ajetreada, iba a ser trágica. Sus relaciones adúlteras con la mujer de Tomillo le llevarían a un fatídico desenlace Ya bien entrada la noche, Miguel había salido del bar de la calle de los Molinos y se trasladaba a su domicilio de la calle de San Joaquín. Al pasar por la de San Miguel, y aprovechando la escasez de luz, le salió al encuentro Tomillo que, ya harto de sus provocaciones, le asestó una puñalada en el bajo vientre que le provocó una herida de muerte, aunque todavía tuvo tiempo para delatar a su agresor y dictar testamento ante cinco testigos por la ausencia del Notario.[10]
Este magnicidio debió tener amplia repercusión en la vida del pueblo. Aunque no tenemos constancia de las consecuencias posteriores, ya que falta el libro de las actas del Ayuntamiento de ese año[11], y tampoco tenemos información del proceso judicial que se seguiría contra el agresor, sí sabemos que los familiares de este último tuvieron que emigrar[12].
En cuanto a los Parra, solamente su esposa Ramona, su hija Filomena, casada un año antes con el alicantino José Jordán, y el menor de los hijos, Manuel, debieron estar presentes en el desarrollo de los acontecimientos, puesto que el resto de los hermanos residían fuera. Cuando este último marchó al servicio militar en 1880, Ramona debió trasladarse a vivir con su hija, ya que no consta su fallecimiento en nuestro pueblo ni en su Castalla natal. En cuanto a Filomena, sabemos que emigró con su marido a la ciudad argentina de Buenos Aires, aunque desconocemos si su madre fue con ellos. Este matrimonio tendrá como descendiente una sola hija.
Es Miguel, sin lugar a dudas, uno de los personajes más interesantes de la Beneixama del segundo tercio del Siglo XIX. Debió ser un hombre culto y polifacético lo que le permitió pasar por casi todos los estamentos del pueblo, al tiempo que se preocupo de dar a sus hijos una cultura que, en aquellos años, no estaba al alcance de todos.
MIGUEL FERNANDO PARRA BERNABEU (1845-1869)
El alistamiento de la quinta de 1866 debió ser algo conflictivo en nuestro pueblo. Para aquel año el ejercito había establecido un cupo de treinta mil hombres, correspondiendo a Beneixama cuatro quintos de entre los dieciséis sorteables. El secretario del Ayuntamiento, y por tanto, comisionado de quintas, era Miguel Parra García. Alguna irregularidad debió darse puesto que, aparte de haberse producido un enfrentamiento entre el Alcalde y el Secretario que obligaría a éste a presentar la dimisión, en Agosto de ese mismo año fue citado por el Consejo Provincial par resolver incidencias. Un oficio de dicho organismo del mes de Octubre hacía una rectificación del listado e incluía a su primogénito Miguel Fernando Parra Bernabeu en sustitución de Miguel Herrero Silvestre, aunque por esas fechas Miguel Fernando ya se había incorporado al 2º Regimiento de Ingenieros en Madrid[13].
El servicio militar en el citado regimiento le permitirán, en Septiembre de 1867, matricularse en el Conservatorio de la capital en las asignaturas de piano y armonía[14], lo que nos hace pensar que ya poseía conocimientos musicales, posiblemente recibidos de su padre. Sin embargo, su paso por este prestigioso centro fue muy efímero. En mayo de 1868 es dado de baja por no pagar la matrícula. Quizás las penurias económicas, u otras causas, le obligaron a desistir, y una vez concluido el servicio militar regresará a casa.
Miguel Fernando ya había compuesto en 1865, junto con “Pastor” y “Sarrió”, un pasodoble titulado “Ungles”. Esta pequeña pieza, inédita para todos nosotros, puesto que hace más de cien años que no se ha interpretado, goza de ciertas particularidades que deberán tenerse en cuenta.
Aunque la versión que ha llegado a nuestros días es una partitura con instrumentación de Manuel Parra fechada en 1929, sí existen algunas particelas del original, ya que era pieza obligada en las veladas dominicales que la banda de música realizaba en la plaza a la luz de los carbureros, que no eran pocas, si tenemos en cuenta los noventa y seis kilos de carburo que se llegaron a consumir alguna temporada.
Por la fecha de composición es, posiblemente, uno de los pasodobles más antiguos que figure en archivo alguno. En cuanto a su estructura formal, se trata de una pieza muy sencilla dividida en tres partes diferenciadas y señaladas, al inicio de cada una, con el apellido del autor. Por lo que respecta a los otros dos coautores, que seguramente solo aportaron la línea melódica, cabe pensar que fueron, aunque es algo aventurado, el jovencísimo Juan Bta. Pastor Aycart y un ascendiente del que sería, años después organista de la Parroquia, D. Marcelino Sarrió.
Pero si cabe recordar a Miguel es por ser el autor de una de las piezas más entrañables y reconocidas de nuestro repertorio, “La Aurora”[15], que, con letra de Pastor Aycart, se estrenó el veinticuatro de junio de mil ochocientos sesenta y nueve[16].
De esta “Aurora” primitiva, no queda ningún tipo de documentación, pero posiblemente, Manuel, que era el menor de los hermanos, y que a partir de 1922 pasó algunas temporadas viviendo en su pueblo natal, tuvo la oportunidad de escucharla y recordarla en 1923, lo que seguramente no había hecho desde sus años de juventud. Tal debió ser su impresión que, apenas, dos días después, realizó una instrumentación para que cada músico interpretase correctamente su papel. Esta es la que ha llegado, en parte [17], a nuestros días, y en la que tuvo la habilidad de reflejar, en el cuadernillo de las particelas, el nombre de los autores y la fecha del estreno, que él conocía perfectamente. Curiosamente la firma como “Manigüel la Mestra”, ( Manigüel el de la Mestra), que seguramente era el apodo con el que se le conocía en sus años de infancia. Desde entonces, y hasta nuestros días, el Canto de la Aurora ha sufrido y, en algunas ocasiones, padecido, diversas transformaciones, tanto en la música como en la letra.
El cambio más profundo se realiza a mediados de los años cuarenta cuando José Mª Milán, que escribe nuevas estrofas a las ya habituales de Pastor Aycart, sugiere, muy acertadamente, se le añadan al estribillo, dos sílabas por verso, para que la métrica poética coincida con la música. Esta letra fue aceptada, con algunas modificaciones en el segundo verso que, precisamente, se le había trascrito a José Mª erróneamente, y es la que se canta actualmente.
Letra original del estribillo:
Cuida bien de Benejama
Vos que sois Patrona Aurora
Cuida bien que el pueblo os llama
Nuestra fiel libertadora
Letra propuesta por José Mª Milán:
Cuida bien de nuestro Benejama
Porque sois su celestial Aurora:
Cuida bien del pueblo que os llama
Con fervor, su fiel libertadora [18].
Letra actual [19]:
Cuida bien de nuestro Benejama
Vos que sois Patrona bella Aurora
Cuida bien del [20] pueblo que os llama
Con fervor, su fiel libertadora
En la música, por su parte, también ha habido pequeñas modificaciones, menos perceptibles para los no expertos, pero sí lo suficientemente importantes.
Como consecuencia del cambio de la letra del estribillo, la semifrase del primer verso quedó idéntica a la del tercero cuando en el original había una pequeña diferencia. También se bajó un punto la tonalidad, posiblemente en los años cincuenta, debido a que el final de la estrofa resultaba comprometido para voces no cualificadas [21]. Y finalmente, acaso lo más lamentable, y debido a la costumbre de los músicos de tocar sin particelas, se han ido modificado paulatinamente ciertos cromatismos y giros melódicos, llegando, en ocasiones, a desafortunadas improvisaciones instrumentales poco respetuosas a las que se debería poner fin.
Miguel Fernando, debió componer algo más, aunque en el archivo de la banda de música, sólo figura, aparte de lo ya mencionado, un pequeño fragmento de particela de una pieza titulada, “El eco de la libertad”, y una pequeña sonata para piano compuesta, como él dice, el treinta de Julio de 1868 en el cuartel de San Ildefonso durante la primera imaginaria.
El 26 de Julio de 1869, un mes después del estreno de “L’Aurora”, y con apenas veinticuatro años, fallecía Miguel Fernando, sin tener tiempo para saborear y conocer lo que le llevaría a la posteridad y por lo que será recordado en su pueblo a través del tiempo.
LA BANDA DE MÚSICA DEL REAL CUERPO DE GUARDIAS ALABARDEROS.-
La banda de música de los Alabarderos era una auténtica institución en el Madrid de otros tiempos. Cada mañana, su paso por la plaza de Oriente camino de Palacio para efectuar el relevo de la guardia interior era contemplado por muchos habitantes de la capital y por no pocos forasteros atraídos por un espectáculo del que habían oído hablar con admiración. Desde el cuartel de San Nicolás, todos los días, a las diez en punto, empezaba a descender por la calle de Lepanto, la marcialísima sonoridad de los pífanos. Después, tras «el golpe de aro» de los tambores, se interpretaba uno de aquellos pasodobles característicos de la Unidad: «El Abanico», «El tambor de granaderos». «Todo son nubes», «La Giralda»… Los días de frío, el balanceo de las blancas capas ponía un sincronismo particular a aquel paso alabardero inigualable, pleno de solemnidad y señorío, recuperado hoy por la Guardia Real.
Además del diario servicio del relevo, la banda de Alabarderos tenía, como cometido fijo, entre otros, los conciertos de Palacio que se celebraban una o dos veces por semana, durante la cena de la Familia Real.
La formación musical del Real Cuerpo era también muy admirada por los filarmónicos. La consideración de que gozaban los instrumentistas era tal, que muchos de ellos eran requeridos a menudo para desempeñar cometidos solistas en las orquestas de Madrid, así como en las de los teatros líricos. Los conciertos de la banda de Alabarderos en los banquetes regios o en las solemnidades palatinas gozaban de enorme fama. La variedad de sus programas permitía admirar al conjunto lo mismo en sus piezas características que en las transcripciones de obras sinfónicas o camerísticas, selecciones de óperas y zarzuelas u operetas, valses, polkas, mazurcas y… hasta en los cuplés de moda [22].
El origen del Cuerpo de Alabarderos data de tiempos de los Reyes Católicos. Las primitivas formaciones musicales de este cuerpo fueron las de pífanos y cajas. Cuando, en 1844, una Real Orden dispuso la desaparición de estas bandas en el Ejército, sólo se permitió conservar los pífanos a los Alabarderos. Pero la banda de música, en el Real Cuerpo, es de origen más moderno y tiene como antecedente inmediato unas charangas que mantenían los Guardias de Corps, integradas por apenas seis u ocho músicos, y que una vez disueltos en 1841 quedaron integrados en Alabarderos.
Una Real Cédula del 4 de mayo de 1746 nos habla de seis músicos, plantilla que se eleva a nueve en 1836. El artículo 51 del reglamento aparecido este último año, hace unas curiosas puntualizaciones: «Mi compañía de Guardias Alabarderos conservará su vanda (sic) de música, asistiéndole a los músicos con el mismo haber y raciones que corresponden a las plazas de los Guardias. Habrá un Músico Mayor y otro Segundo, a cuyo cargo estará la dirección de la vanda (sic), así como el aseo y disciplina de los individuos, sin que se permita el menor desarreglo que pueda perjudicar a el (sic) buen nombre del Cuerpo…».
El Reglamento Orgánico del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, aprobado por Isabel II el 22 de junio de 1858, nos presenta ya una agrupación de veintitrés músicos y cuatro tambores. Tenían dos horas diarias de ensayo y estaban más sujetos que en otros tiempos. Además de la lógica asistencia a los actos en que interviniera el Cuerpo en Madrid, estaban obligados «a seguirle, o a una de sus compañías, en todos los movimientos que ejecutare en la Península y donde disponga el Comandante General».
La banda de Alabarderos se regirá por estas normas reglamentarias hasta 1868 en que, destronada Isabel II y proclamada la Primera República, es disuelto el Real Cuerpo. Tras la Restauración, la Real Orden de 6 de agosto de 1875 abre las puertas a un nuevo reglamento que vera la luz en 1881. Será el último en la vida del Cuerpo. A partir de estas fechas, la banda de Albarderos contará con cuarenta músicos, plantilla que mantiene hasta 1927. Es en esta etapa cuando los hermanos Parra forman parte de la banda hasta su jubilación en 1909…
Con la Regencia alcanzará la formación musical de los Reales Guardias su época cumbre. Será la etapa de los grandes directores, la de los que conseguirán hacer de ella la mejor banda de música de toda la historia del Ejército español. Leopoldo Martín Elexpuru (1867-1895), Eduardo López Juarranz (1895-1897) punto del que arranca la etapa culminante de la formación, procedente de la de Ingenieros (a la que había conducido a la fama internacional) y Bartolomé Pérez Casas (1897-1911) quien instrumentó la Marcha Real, fundó la Orquesta Filarmónica de Madrid y que años más tarde sería elegido Académico de la de Bellas Artes serán sus mas prestigiosos directores en ésta época.
A Pérez Casas le sucedió otra figura extraordinaria, don Emilio Vega. Bajo su batuta mantuvo la banda su prestigioso nivel, consiguiendo en 1927 que se elevara la plantilla de cuarenta a sesenta instrumentistas. El último concierto fue interpretado en Palacio el 12 de Abril de 1932 víspera de la salida de Alfonso XIII al instaurarse la Segunda República. Con ella desaparece el Real Cuerpo de Guardias Alabarderos.
Un grupo de componentes de la banda visitan a D. Manuel Azaña, ministro de la Guerra, para pedir su apoyo. Se crea entonces la Banda Republicana, que seguiría con don Emilio Vega al frente. En el curso de la guerra, la dirección está a cargo del músico más antiguo, don Luis Álvarez Martínez. Tras la ofensiva sobre Cataluña, los músicos de la Banda Republicana cruzan la frontera, siendo internados, muchos de ellos, en el campo de Argelés-sur-Mer. Llegada la paz, todos los intentos de reorganización de la música de Alabarderos resultan infructuosos. Después de ascender a los supervivientes a los grados de teniente o capitán pasan todos a la reserva.
Con la restauración de la Monarquía se crea la Guardia Real y con ella la Unidad de Música, digna heredera de sus antecesores y que, como aquella, goza también de extraordinaria fama. Esta banda está integrada por 125 músicos, repartidos en: Banda de Guerra (trompetas y tambores), sección de pífanos y gaitas y Banda Sinfónica, y dentro de ésta, varios grupos de cámara y otros.
ELEUTERIO PARRA BERNABEU.- (Beneixama 1853-Novelda 1927)
De sus comienzos en la música tampoco tenemos ningún dato pero cabe pensar que sería su padre quien le iniciara en los estudios.
Aunque en el Archivo Histórico Municipal no existe mucha documentación sobre la quinta de 1873, en la que se movilizó a mas de trescientos mil hombres y en la que Eleuterio figura como estudiante, sí cabe pensar que debió incorporarse en algún regimiento con sede en Madrid o sus cercanías, lo que le permitirán, siguiendo los pasos de su hermano Miguel, matricularse en la Escuela Nacional de Música y Declamación [23] de la capital ese mismo año, en las asignaturas de piano y armonía, estudios que continuará hasta 1878 en que terminará estos últimos. En octubre, de ese mismo año, lo hace en el primer curso de composición y dos años después en primero de oboe, aunque en ninguno de los dos casos los llegará a proseguir [24].
Desconocemos la fecha de su ingreso en la banda de música del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, pero posiblemente fue entre 1881, año en el que se amplía la plantilla a cuarenta músicos y 1889, en el que ya se le ve con el trombón, junto a su hermano Manuel, en una fotografía típica de la banda de Alabarderos en un rincón del patio del cuartel de San Nicolás.
De su paso por esta prestigiosa banda y de su vida en Madrid apenas tenemos noticias. Debió gozar de buena reputación dentro de la entidad. Una de sus obras mas elaboradas, “Andante Imitativo”, está dedicada al Conde del Serrallo, comandante general, por aquel entonces, del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, y también sabemos, por el testimonio de su sobrina nieta Isabel que llegó al puesto de Subdirector. En una fotografía, semejante a la citada anteriormente, pero mas reciente y en esta ocasión luciendo el uniforme de gala, con sus típicas capas blancas, se ve a Eleuterio, sentado en primera fila y en el centro, junto al Director, lo que corroboraría la afirmación anterior, luciendo, en el pecho, varias condecoraciones, entre ellas, la Cruz Blanca al Mérito Militar de Primera. En un extremo de la primera fila también está su hermano Manuel. [25] Probablemente también formaría parte de alguna orquesta u orquestina de las del Madrid de la época.
También, y por testimonio de su sobrina nieta, sabemos que dirigió la banda de música de Ribadeo (Lugo). Aunque mis investigaciones en aquella población no han obtenido el fruto deseado, sí hay un pequeño detalle que daría pié a esta afirmación y que, curiosamente, es el único y escueto documento que relaciona a Eleuterio con su pueblo natal. Se trata de un arreglo que hace de una de sus obras con la siguiente inscripción: “Pasodoble sobre motivos de aires nacionales. Eleuterio Parra. Ribadeo, 3 de Octubre de 1888. Arreglo para la música de Benejama”.
Por real orden del 1 de Mayo de 1904 se le concede un premio a la constancia que le supone un aumento en sus haberes de treinta y siete pesetas con cincuenta céntimos por año. El 29 de Abril de 1909, estando ya Pérez Casas al frente de la Banda, causará baja en el cuerpo junto con su hermano Manuel con el grado de Músico Mayor de tercera clase, con un sueldo de sesenta y seis pesetas con sesenta y seis céntimos, aunque, con apenas días para descansar, Eleuterio se trasladará a Novelda, para hacerse cargo de su banda de Música.
La Banda de Novelda había sido dirigida desde 1902 hasta 1905 por José Ramis Reig , compañero de Eleuterio desde 1889 hasta 1895 en la de Alabarderos. A su cese por motivos profesionales, el Ayuntamiento intentó buscar un director del prestigio de Ramis y entabló conversaciones con Francisco Morera, miembro de la también reconocida banda de Ingenieros de Madrid, con el que no llegó a ningún acuerdo y con Francisco Salaberri, también músico militar, que se mantendría en el cargo durante apenas diez meses. Este deseo del Ayuntamiento de Novelda, por conseguir un músico militar procedente de una banda de prestigio, como director para que mantuviera la calidad que la Banda había conseguido, les llevaría a contratar en 1909 a Eleuterio, quizás recomendado por alguno de los que le habían precedido en el cargo o por alguna otra causa que desconocemos. Por su parte, quizás Eleuterio debió sentir cierto atractivo por la proximidad hacia su tierra natal.
La llegada de Parra, como allí se le conocía, fue providencial para la Banda de Novelda que, desde la salida de Ramis, estaba pasando por una etapa muy inestable. La Banda y con ella todo el pueblo se mostraron expectantes de la actuación del nuevo Director. El listón puesto por Ramis era muy alto pero, en brevísimo tiempo, Parra comenzó a dar conciertos con la misma calidad que los melómanos habían saboreado antaño, tanto en el Casino, donde se tenía la costumbre de dar audiciones la mayor parte de los días festivos de invierno a la hora del “vermout”, como en verano a las ocho de la tarde en el templete del jardín.
La perfecta conjunción que se produjo entre la Banda y su Director levantó oleadas de entusiasmo en la población. El Ayuntamiento compró una selección de instrumentos a la Casa Lahera de Madrid, y se formó una «Sociedad Protectora de la Música» con el objeto de completar el instrumental aprobándose los estatutos de la Sociedad el día 29 de Junio de 1909 en el salón de «La Protectora». La Música retomó otra vez a su época dorada, los contratos se sucedían y en todas las poblaciones dejaba la marca indiscutible de su buen hacer. La categoría de la Banda de Música en la provincia era absoluta.
En el mes de Febrero de 1911 se produjo un hecho que dejó un sabor agridulce en la afición noveldense. El día 10 de dicho mes se celebró en la Plaza de Toros de Alicante un magno concurso de bandas de música al que concurrió la Banda de Música de Novelda, acompañada de más de setecientas personas de la localidad. Todas ellas confiaban en el triunfo y la Banda ejecutó de manera magistral las piezas que llevaba preparadas para ello: «Las Cortes de Granada», y la «Obertura de Tannhäuser». Al producirse el fallo, éste otorgó el segundo puesto a la Agrupación. La consternación del público fue enorme. El público silbó, pataleó y abucheó la decisión de jurado, pero el fallo fue inapelable.
El pueblo se agrupó como una pila alrededor de su Banda, consciente de la injusticia cometida de tal modo que Eleuterio dirigió una carta a sus conciudadanos, publicada en el semanario «El Popular», en la que se refería al suceso en los siguientes términos y que refleja, un poco, su extraordinaria personalidad:
«Sr. Director de El Popular. Muy respetable señor mío:
Ruego a usted dé cabida y haga público en el periódico de su dirección, el agradecimiento que mis buenos músicos y yo sentimos hacía todo el pueblo de Novelda por haber recibido de él inequívocas muestras de distinción con motivo de tomar parte en el Certamen Musical que tuvo lugar en Alicante el día 10 del corriente, asociándose moral y materialmente a todos nuestros actos.
Yo me siento orgulloso de haberles guiado en aquel TORNEO artístico, en el cual, si pudo ser menospreciada la diosa Temís, quedó palmariamente demostrado fue un acto LEGAL que cohonestase una caprichosa cuanto arbitraria sentencia.
Todas mis energías y mi entusiasmo todo anidaban en los corazones de los señores que componen la Banda, y fuimos tranquilos al supuesto imparcial PALENQUE…
Y como en buenos principios de Derecho nadie puede ser juez en propia causa, dejo todo el proceso del fallo que dictara el tribunal al de la conciencia más capacitada de los noveldenses, integérrimos, imparciales, que en gran número nos acompañaron y hubieron de presenciar la filarmónica contienda o SIMULACRO MUSICAL.
Doy gracias a usted, Sr. Director, por la publicación de la presente carta, y quedo muy reconocido y atento S.S. q.l.b.l.m.
Eleuterio Parra, Novelda 17 Febrero 1911”.
A los cuatro años justos de haber sido nombrado Director dimitía Eleuterio. Todo el pueblo, encabezado por el Ayuntamiento, lamentó su marcha y en el Libro de Actas de 1912 se escribió: «… la separación del Sr. Parra supone para la música la pérdida de una dirección, inteligente, acertada y difícil de ser sustituida».
Desconocemos los motivos por los que Eleuterio presentó su dimisión en 1912, pero su esposa, Balbina Villa Montejo, con la que no había tenido ningún hijo, padeció, durante los últimos años de su vida, fuertes trastornos mentales que, parece ser, obligaron a internarla en un centro psiquiátrico bien en Novelda u otra población, aunque por los datos que conocemos sabemos que su fallecimiento se produjo fuera de ésta.
Algún tiempo después, Eleuterio regresará a Novelda y se establecerá en el número nueve de la calle Sixto Cámara, donde vivirá hasta su fallecimiento, volviendo a tomar la dirección de la Banda desde Abril de 1920 hasta Diciembre del 21.
La impronta que dejó Eleuterio en la Banda y en la Ciudad siempre sería recordada, de tal manera que a su muerte, acaecida el 8 de Abril de 1927, la Banda, junto con el pueblo, costeó los gastos del sepelio. Años después (1934) el semanario noveldense «Proa», abrió una «Suscripción para hacer un mausoleo para trasladar a él los restos del inolvidable maestro de música D. Eleuterio Parra Bernabeu» y el día 29 de Octubre a las cuatro de la tarde se procedió al traslado de los restos del Director al nuevo panteón. Igualmente, y desde entonces, una calle rotulada con el nombre de “Maestro Parra”, recuerda su paso por esta población.
Tres meses antes de dar comienzo la Guerra Civil, otro periódico local insertaba una nota necrológica que decía así:
«El día 8 se cumplió el noveno aniversario de la muerte del que en vida fue Director de la antigua Banda de música de esta ciudad y sub-director de la de Alabarderos D. Eleuterio Parra Bemabeu.
Jamás se borrarán de nuestra mente los mágicos conciertos interpretados por la extinguida Banda y dirigidos por el gran maestro que supo triunfar en los momentos más difíciles.
Aún recordamos aquel certamen que se celebró en Alicante en el año 1910 en el que dirigió la insuperable ejecución de «Las Cortes de Granada» y «Obertura de Tannhäuser».
Triunfo rotundo y memorable el de aquella fecha, que hemos de evocar con orgullo y con tristeza al mismo tiempo.
Hoy, al recordar la figura de nuestro inolvidable paisano… sus insustituibles dotes de maestro y compositor, y del vacío que dejó en la afición de Novelda al perder para siempre su guía”.
Actualmente, y después de tantos años transcurridos, todavía se depositan flores sobre su panteón en la festividad de Todos los Santos.
Durante su estancia en Novelda desconocemos si Eleuterio realizó alguna visita a nuestro pueblo. Cabe la posibilidad de que lo hiciera en mas de una ocasión, sobre todo, a partir de 1924, año en que su hermano Manuel se estableció aquí durante algún tiempo [26]. También sabemos que tuvo muy buena relación con Olegario Pastor, por aquel entonces ya director de la Banda local, con quien contó en alguna ocasión como refuerzo para la Banda de Novelda como flautín [27].
En cuanto a su faceta como compositor, han llegado al archivo de la Banda muy pocas obras, apenas diez, quizás por que compuso poco o por que se han extraviado.
Lo más interesante y elaborado es el ya mencionado “Andante imitativo”, obra de concierto dedicada al Conde del Serrallo. También habaneras como “La Coqueta”, tandas de valses como “Uditi”, “Balbina”, con clara referencia a su esposa pero con otra dedicatoria, la polka “Tulita”, el tango “Manzanillo”, una fantasía sobre la ópera “La Lucrecia” y algunas mas. Y llegado a este punto quiero resaltar un detalle que, aunque rodeado de mucha incertidumbre, no quiero pasar por alto. Se trata, en este caso, de la autoría del Himno de la Cofradía de la “Divina Aurora”, que, a pesar de ser una pieza poco interpretada, pues hasta hace pocos años, solamente el coro lo hacia en determinados momentos durante las fiestas patronales de septiembre, sí goza de suficiente popularidad pues su melodía es ampliamente conocida. De este himno no existe partitura escrita alguna, si exceptuamos la versión que hizo José Vera a mediados de los años sesenta para coro y órgano y otra, mas reciente, armonizada e instrumentada para banda e integrada en una pieza junto a otros fragmentos.
En mas de una ocasión oí, a diferentes músicos ya mayores, atribuir la autoría del Himno a la pluma de Eleuterio. Cabe la posibilidad que así fuera, y que en alguna de las probables visitas que realizó a su pueblo natal, alguien se lo pidiera. Aunque lo único claro en esta cuestión es que el autor del himno conocía el canto de la “Aurora” ya que las fórmulas rítmicas utilizadas en la melodía son muy parecidas, y el texto, del último verso del estribillo “Nuestra fiel libertadora”, es idéntico al de la primera versión del canto de la “Aurora” [28].
De ser cierta esta autoría, se daría la circunstancia de que cada uno, de los tres hermanos músicos, Miguel Fernando, Manuel y Eleuterio, serian los autores respectivos de las tres piezas más entrañables del repertorio musical dedicado a nuestra patrona: El canto de la Aurora, el Himno de la Virgen y el de la Cofradía.
MANUEL PARRA BERNABEU.- (1860-1938)
El 29 de Enero de 1860 nace el octavo de los hijos habidos del matrimonio. Los datos sobre su infancia, como en los anteriores casos desconocemos por completo pero no es ilógico pensar que, las primeras clases de solfeo e instrumento las recibiría de su padre, al igual que sus hermanos. Debió ingresar en la Banda de Música local tocando el trombón, adquiriendo pronto suficientes conocimientos musicales y perfección en el dominio del instrumento ya que, a partir de 1881 y dentó del servicio militar y hasta 1884 en que terminó, fue aprobando los sucesivos exámenes para ascenso dentro del escalafón militar.
Su ingreso en filas se produce en Febrero de l88l en Barcelona, en el Regimiento de Infantería de Aragón Nº- 21. Apenas dos meses después se presenta a oposición para el ascenso a músico de tercera, prueba que supera de inmediato. El 22 de Septiembre de 1882, en Tortosa, se presenta a oposición para el ascenso a músico de segunda y el tribunal formado por D. José Fernández Verduras, músico mayor, y D. Alonso Campos y D. Pedro Agudiño, músicos de primera, todos ellos bajo la presidencia del Coronel del Regimiento D. Juan Godoy Álvarez, le concede el grado por unanimidad quedando incorporado al Regimiento de Infantería de Luchana Nº. 28, con guarnición en Tortosa. Después su batallón se traslada a Tarragona. En Enero de 1883 en el vapor de guerra Isabel la Católica viaja a Melilla, regresando a Barcelona en Julio de ese año donde continua hasta el fin de su servicio militar en Noviembre de 1884.
Una vez concluido el servicio militar, se traslada a Madrid para presentarse a las oposiciones que la Banda de Música del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos ha convocado para cubrir una plaza de trombón tenor y que se van a celebrar en dicha plaza el 27 de Noviembre de ese mismo año [29].
Esta prueba tampoco fue un escollo y una vez superada, y tras su ingreso en tan afamada Banda, se establece en Madrid en la calle D. Martín Nº. – 10 y pocos meses después contrae matrimonio en la iglesia de Santiago, sita en la calle de Santa Olaya de dicha capital con Carmen Rubiños Torres natural de pueblo granadino de Gualchos. De este matrimonio nacerán siete hijos
Su vida en la capital de España transcurre alternando su trabajo como miembro de la Banda de Alabarderos con la venta de instrumentos en comisión, sin olvidar su faceta de compositor. Unos años después cambia su domicilio a la calle de las Pozas, donde abre un taller de música hasta Abril de 1909 en que, después de 25 años de servicio en la Banda de Alabarderos, causa baja con el grado de Músico Mayor de tercera clase y con varias condecoraciones, trasladándose a vivir a la población de Alcázar de San Juan a instancias de Higinio Milán, padre de Ofelia y José Mª Milán, que trabajaba allí y con quien le unía una gran amistad. En esta población abre un nuevo taller de música y se pone al frente de la Banda hasta 1914 en que regresa de nuevo a la Villa y Corte y se establece definitivamente en la calle del Ave Maria, 12 donde instala, de nuevo, su taller de música.
Su pertenencia a la Banda de Alabarderos coincidirá con la de los más prestigiosos directores, Martín Elexpuru, Juarranz y Pérez Casas, aunque será con el primero, con el que mantendrá una gran amistad. Buena prueba de ello será la marcha titulada “En progresión” que Leopoldo dedicará a Manuel
A partir de l920 comienzan sus visitas periódicas a su villa natal, para ya, en 1924, establecerse, durante algo más de una año y acompañado por su hija María, en el número seis de la calle San Ramón, dando clases de música, realizando trabajos temporales como escribiente e incluso como encargado de la centralita de teléfonos, poniéndose al frente de la Banda que, por estas fechas está dirigida por Olegario Pastor. [30]
Durante estos años desarrollará una intensa labor en la Banda de Música local a la que imprimirá un sello de calidad, formando una generación de buenos músicos, hasta el punto de llegar a participar, en 1927, en el Certamen de Valencia junto con las más prestigiosas bandas de la época, todo ello conseguido gracias a su inmensa capacidad de trabajo, tesón y voluntad. Sirva como ejemplo detallar que la Banda realizó, en 1923, y en el periodo comprendido entre el 10 de Junio y el 2 de Septiembre, nada menos que dieciséis conciertos en la plaza [31], en los que se interpretaron un total noventa y seis obras, varias de ellas, obviamente, repetidas, y todo ello acompañado de sus correspondientes ensayos los martes y viernes, y además, el tradicional concierto de Fiestas. [32]
Y así transcurren sus últimos años, a caballo entre Madrid y Benejama, como refleja el título de uno de sus valses, hasta su fallecimiento acaecido en su terruño, como él decía, en Mayo de 1938 siendo enterrado en su cementerio parroquial por expreso deseo de su esposa que fallecería el 16 de Diciembre de 1939 en Madrid. El sepelio de Parra se produjo en momentos difíciles y hubo que contar con la complicidad de las autoridades locales para poderlo realizar con normalidad. Unos años después, el 23 de Marzo de 1948 la Banda de Música local organizaría una velada musical en el “Teatro Cervantes” con el fin de costear una lápida para su sepultura e igualmente el Ayuntamiento, muy acertadamente, rotulará una calle con su nombre.
La obra musical de Manuel Parra, en su faceta de compositor, es bastante extensa, casi cien obras, y abarca un gran número de géneros musicales, reflejando, en la mayoría de los casos, su amor y entusiasmo por la tierra natal. He aquí algunas:
Obras Religiosas.
– Estrella de la mañana.• Motete. Se interpreta todos los años el dia seis de Septiembre a la salida de la Virgen de la Ermita.
– Despedida a la Virgen.• Motete. Para el dia nueve en la despedida. Aunque actualmente es interpretada por un tenor, en principio estaba escrita para voces blancas
– Rosa Mistica. Marcha solemne mi querido amigo D. Leandro Sarrio.1931
– Primavera.•M. Lenta.• A D. Rafael Revert .Párroco de Benejama. 1936
– Aurora •Himno-Marcha a la Virgen. Dedicado a nuestra idolatrada patrona Estrenado, según consta en la letra, de José Mª Milán, en las fiestas de 1933. Es, desde luego, su obra más significativa y entrañable, y posiblemente la mas difundida pues se interpreta también, con otras letras, en poblaciones como Onil, Aielo de Malferit o Llanera de Ranes.
Pasodobles y Marchas
– L’Antrá (Nou Castell) • Es el mas conocido de todos sus pasodobles. Su intención era estrenarlo el 6 de Septiembre de 1936, tal y como figura en la partitura, pero se tuvo que posponer hasta mejor ocasión.. Esta pieza era interpretada todos los años por la Banda de Música local cuando desfilaba abriendo la Entrada. [33]
– Moros y Cristianos.•P.D. A las fiestas de mi pueblo.1933
– Por fin…” Fiestas”. •P.D. Dedicado a mi querido amigo y compatricio D.Antonio Sanchis en prueba de amistad.1891.Posiblemente el primer paso doble dedicado a nuestras fiestas.
– El cop de la Filá.P.D. Al fill del célebre «Cop Montalvos», Pepet Conca.1922
Obras de Concierto
– Extravagancias. • Fantasía -Capricho. Aborto incubado al amparo del cementerio. Dedicado a mis predilectos amigos Olegario y Paco.l924 Es una obra que consta de diez tiempos en la que se incluyen campanas y cohetes» Pasando un atardecer, con mucho viento, por la puerta del Cementerio, sintió la inspiración y de inmediato se sentó al amparo de sus paredes y bosquejó unos compases en el papel pautado que solía llevar siempre consigo.
– Un dia de casera en les estribación de Castelló.• Fantasía campestre. 1932.”Als amics Celedonio Ferrero y Salvador Sanchis.
– En el ocaso.• Fantasía-Capricho. Al amigo predilecto D. José Ma Milán 1929.
JOSÉ Mª PARRA BERNABEU.- (1857-¿?)
Es otro miembro varón de la familia del que no tenemos referencias musicales, pero del que sería muy interesante realizar un estudio.
El día primero de Junio de 1911 fue inaugurada la primera línea de telégrafos en nuestro pueblo [34]. Todo ello fue posible gracias a su intervención, ya que por aquel entonces era, nada menos que, Jefe del 8º Negociado de la Dirección de Correos y Telégrafos [35]. Sabemos por su sobrina-nieta Isabel que su mujer se llamaba Pompilia y que tuvo una sola hija llamada María.
EL ARCHIVO MUSICAL
Otro aspecto por el que cabe recordar a Eleuterio, y muy en particular a Manuel sería, sin lugar a dudas, por el archivo musical, magnífico legado que nos dejaron escrito a través de un buen número de copias de partituras que constituyen un verdadero tesoro que, aunque con el paso de los años ha perdido actualidad y frescura, sí lo ha ganado en valor histórico, y no solo a nivel local, motivado por una serie de circunstancias que se produjeron durante la contienda civil
Como ya comenté con anterioridad, con la instauración de la Segunda República y la abolición de la Monarquía, se elimina también el Cuerpo de Alabarderos y con ello su Banda, aunque se forma, con los mismos músicos [36] la Banda Republicana, siendo trasladada su sede desde el cuartel de San Nicolás al de la Montaña, junto con todo el material de archivo y pertenencias de la extinta Banda.
Al inicio de la Guerra Civil, el mencionado cuartel de la Montaña se convierte en un intenso foco de resistencia al mando del General Fanjul [37]. Dos días después de iniciada la contienda es asaltado, y prácticamente destruido, y con ello desaparece todo el archivo y material de la Banda allí depositado [38].
Hasta hace muy pocos años, con la invención de las fotocopiadoras y después, con los ordenadores personales, los sistemas que existían para difundir la música eran: la edición de partituras a través de imprenta o las copias manuscritas. En el primer caso, la edición resultaba muy costosa y cara, por lo que no estaba al alcance de todos, por tanto, la mayoría optaba por lo segundo, es decir, las copias manuscritas, hasta el punto de existir verdaderos especialistas que, con las plumas adecuadas, eran capaces de hacer copias con gran maestría y velocidad y que, en la mayoría de los casos, eran los propios compositores o directores los que realizaban tal cometido.
Por el archivo de la Banda de Alabarderos debieron pasar un buen número de obras musicales de toda índole y procedencia, y muy en particular, instrumentaciones y arreglos de obras orquestales como óperas, ballets, oberturas, etc., que solían hacer los propios directores, dada la escasez de material existente compuesto, ex profeso, para banda de música.
Manuel Parra debió tener fácil acceso a este archivo y ello le permitió hacer un buen número de copias, con la probable intención de disponer de un archivo propio que le permitiera, a través de la venta de instrumentos y del taller de música que poseía, vender copias a otras bandas. Todo ello le llevará, con el paso de los años, a acumular un buen número de obras que, junto a las suyas propias y las de su hermano Eleuterio, constituyen gran parte del archivo que, actualmente, está depositado en las dependencias de nuestra Banda de Música.
En un momento sin concretar, posiblemente entre 1909 y 1912, el archivo fue trasladado, por línea ferroviaria, desde Madrid hasta Novelda, donde Eleuterio había fijado su residencia, por encontrase dirigiendo su banda de música. Algún tiempo después, quizás a finales de los años veinte, José Mª Silvestre (El Marqués) acompañado por Francisco Romero Milán, con el carro del primero, lo trasladan desde Novelda hasta nuestro pueblo depositándolo en la casa, propiedad de Olegario Pastor, situada en la calle Doctor Silvestre, 11 y allí permanecerá durante algo mas de cincuenta años.
Una vez el archivo en nuestro pueblo, Manuel Parra, desde Madrid, redactó un documento que se reproduce a continuación y que se custodia en la Banda de Música por el que cede el archivo a Olegario Pastor y a Francisco Romero.
Yo, Manuel Parra Bernabeu, natural de Benejama (Alicante) de setenta años de edad, casado y con domicilio en esta Corte, calle del Ave-María, número doce, declaro solemnemente:
Primero.-Cedo todo el repertorio de música de mi difunto hermano Eleuterio y el mío, a los Srs. Dn. Olegario Pastor Alcaráz y Dn. Francisco Romero Milán, quienes procurarán conservarlo en el mejor estado posible y al efecto encerrado en un armarlo con doble cerradura, (cada una de estas, con llave distinta) quedando cada cual con la suya.
Segundo.-Dicho repertorio podrá disfrutarlo la Corporación de la Música, siempre.y cuando estén presentes por los menos uno de los Srs. dueños.
Tercero.-Queda prohibido terminantemente ceder ni enajenar ninguna obra bajo ningún pretexto.
Cuarto.-No podrá reclamar ningún músico tener derecho al referido repertorio, pues los únicos heredero son los referidos Srs. Pastor y Romero, según consta en el párrafo primero.
Quinto.-En el caso de disolución de la Corporación Musical, será recogido totalmente el referido repertorio, quedando archivado en el armarlo antes citado y por tanto, cada uno de los herederos se reservará la llave.
Sexto.-Siempre que yo quisiera disponer de alguna o algunas obras del susodicho repertorio no podrán bajo ningún pretexto negarse los concesionarios a dicha petición.
Esta es mi última voluntad y para que lo puedan justificar los Srs. Pastor y Romero lo firmo, en
Madrid a 15 de Mayo de 1.930
Con el fallecimiento de Francisco Romero Milán el archivo queda administrado solamente por Olegario Pastor que, unos años después, ante su avanzada edad, y haciendo gala de una extraordinaria lucidez lo cede al Ayuntamiento, en un sencillo y emotivo acto desarrollado la mañana del 24 de Junio de 1973 en la Casa Consistorial, con la presencia de la corporación municipal presidida por el alcalde Mariano Parra Sanjuán, aunque el archivo será depositado en las dependencias de la Banda de Música, en la primera planta del edificio de correos, a escasos metros de donde había estado durante muchos años. Ya solo faltaba clasificarlo y ordenarlo, tarea ardua que tuve el honor de realizar personalmente, lo que me permitió repasar una a una todas las partituras y papeles, y anotar en mi cuaderno, un buen número de detalles y curiosidades.
El número total de obras catalogadas del archivo de los Parra es de algo más de cuatrocientas partituras, casi todas ellas acompañadas de las correspondientes particelas, en el que hay un buen número y variedad de géneros musicales como: sinfonías, oberturas, zarzuelas, ballets, marchas, etc, con instrumentación para banda de música y con copia manuscrita impecable, aunque cabría destacar, por su peculiaridad, alguna de ellas.
•32 Partituras encuadernadas en un solo tomo bajo el epígrafe “Lieferung”, designadas mediante un número correlativo y sin especificar al autor, y que los músicos hemos denominado siempre pasodobles alemanes. Se trata, efectivamente, de marchas militares de autores alemanes y austríacos que, obviamente, sí tienen título, aunque aquí ha sido sustituido por el número. Sirva como ejemplo señalar que el “N.-32”, uno de los más interpretados, ya hace años, por nuestra banda, se titula realmente Wien bleibt Wien, compuesta en 1887 por Johann Schrammel, autor de música militar, ampliamente reconocido en la Viena imperial
•28 Partituras, encuadernadas también en un solo tomo, de marchas lentas y fúnebres, muchas de ellas arreglos de óperas célebres, designadas también por números, aunque en algunas se especifica el título y el autor. Casi todos los arreglos están realizados, o son obras de Leopoldo Martín Elexpuru, director en su día de la Banda de Alabarderos y gran amigo de Manuel. La N.-1 se titula realmente: Fe, Esperanza y Caridad, de Tomás Bretón, famoso autor de zarzuelas, y tiene la particularidad de ser la marcha interpretada, por la Banda de Alabarderos, en el sepelio de su director, Eduardo López Juarranz en 1897, gracias a un permiso especial concedido por el Rey, ya que la Banda no estaba autorizada a participar en actos que no fueran estrictamente reales. Varias de estas marchas son interpretadas, por nuestra Banda, durante las procesiones de fiestas y posiblemente algunas, no deben estar conservadas en archivo alguno.
LOS DESCENDIENTES
De entre los descendientes de todos los hermanos nadie se dedicó a la música.
•Miguel Fernando, murió soltero.
•Eleuterio falleció sin descendencia.
•José Mª tuvo una sola hija, María, de la que desconocemos si tuvo hijos.
•Filomena, emigró a Argentina y tuvo también una sola hija.
•Manuel fue el mas prolífico de los hermanos y tuvo varios hijos:
– Miguel, fallecido a las pocas horas de nacer.
– María del Carmen (1888-1982), casada con Eduardo López de Campo de Criptana, sin hijos
– Miguel, casado con Mª Dolores Massot con dos hijos: Eugenia y Miguel.
– Elena, fallecida a los tres años
– Enrique, muerto soltero a los treinta y tres años.
– Mª Dolores (1899-1974) casada con Francisco Abad, natural de La Unión, con una sola hija, Isabel.
– Manuel (1901-1959), casado con Aurora García, con cuatro hijos: Manuel, Santiago, Teresa y Aurora.
Alguno de ellos, Isabel y Miguel, a los que tuve el honor de conocer y saludar, han visitado nuestro pueblo y uno de ellos, Aurora, a la que todos conocemos, ha regresado a sus orígenes.
PEDRO JOAQUÍN FRANCÉS SANJUÁN
BENEIXAMA, 2005
DOCUMENTACIÓN Y BIBLIOGRAFÍA
•JOSÉ Mª VALLS SATORRE. Ex-miembro de la Unidad de Música de la Guardia Real.
•ISABEL ABAD PARRA. Nieta de Manuel Parra Bernabeu.
•JOSÉ LÓPEZ CALVO. Ex-Comandante Director. Jefe de la Unidad de Música de la Guardia Real
•Archivo General Militar-Segovia
Sección 1ª
Legajo P-565 Miguel Fernando Parra Bernabeu
Legajo P-553 Eleuterio Parra Bernabeu
Legajo P-564 Manuel Parra Bernabeu
•Archivo Parroquial de San Juan Bautista. Beneixama
•Archivo Parroquial de María Asunta. Castalla
•Archivo Histórico Municipal. Beneixama.
•Archivo Histórico Municipal. Biar
•Archivo de la Sociedad Banda de Música “La Paz”. Beneixama.
•Archivo-Biblioteca del Real Conservatorio Superior de Música. Madrid
•Historia de la Música Militar de España. XVI. La Banda de Alabarderos. Puente entre dos siglos. Ricardo Fernández de la Torre. Ed. Ministerio del Ejercito.
•La música Militar. IV La Banda de Alabarderos. Ricardo Fernández de la Torre.
•Aproximació a la história de Beneixama: 1245-1850. Joseph A. Ferre Puerto. Ed. Ajuntament de Beneixama 1999.
•Madrid histórico. Enciclopedia. Cuarteles.
•Juzgado de Distrito. Registro Civil. Novelda.
•Pau Herrero i Jover. Historia de la banda de Música de Novelda. “Sociedad Unión Musical la Artística”. Revista Quadern d’estudi. Pag. 7 a 40.
•www.mfom.es/ferrocarriles/espana/historia.htm
•S. Astruells. Tesis doctoral sobre la historia de la Banda Municipal de Valencia.
•Joan Pere Jové. Historia del ferrocarril.
•Arturo Llin. Testigos de la fe en Valencia, Valencia 1997 pp. 167-168 Beato Diego José de Cádiz (1743-1801)
Memoria de totes les jovades que están en la Vall de Benexama terme de la Villa de Biar.
[4]Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Beneixama. Libro de defunciones: 1801-1900.
[6] La tradición oral asigna a Miguel Payá y Rico, futuro Cardenal, la creación de la primera banda de música en nuestro pueblo durante los años que estuvo aquí como cura regente. Para llevar a cabo dicho cometido debió contar con alguna colaboración, que probablemente, y entre otros, debió ser la de Miguel Parra García o quizás alguno de sus progenitores. Hay que tener en cuenta que, entre ambos, debió existir una buena relación de amistad, a pesar de la juventud de éste y su diferencia de edad, quine años, pues Miguel Parra era el organista de la parroquia y seguramente uno de los músicos aventajados del pueblo.
[10] El relato del magnicidio debe tomarse con cierta licencia. Por el acta de defunción sabemos que el fallecimiento se produjo a las once cuarenta y cinco de la noche del día 21 de Noviembre y que la causa fue una hepatitis y una peritonitis como consecuencia de la herida recibida en el bajo vientre según certifica el médico Juan Bta. Pastor Aicart. En el domicilio actual de José Vera Ferrero y Angela Barceló Amorós, a la altura del número 66 de la calle Cardenal Payá, por aquel entonces denominada calle de los Molinos, existió un bar. El domicilio de Tomillo, del que no ha sido posible averiguar su nombre, lo tenía fijado, posiblemente, en la calle de San Miguel, la actual José Mª Milán, en una parte de la denominada bodega de D. Diego y los Parra vivían en la calle de San Joaquín , la actual Alférez Julio Conca.
En cuanto al lugar de los hechos recuerdo que, mi madre, me contó en varias ocasiones lo sucedido, dada su proximidad a nuestro domicilio.
Por otra parte hay dos frases, pronunciadas por Parra, que el dicho popular ha hecho perdurar a través de los años. La primera “Tomillo, a dormir”, era como una orden que dejaba a Parra el camino expedito para sus relaciones adúlteras con la mujer de aquel, y la segunda, fue la pronunciada, cuando todavía estaba malherido y presentía su muerte ante algunos testigos y que delataban a su agresor, “Tomillo ma mort”.
[17] De la Aurora original de 1869 no existe ninguna particela. Del arreglo de 1923 queda casi toda la parte instrumental con algunas copias de Olegario Pastor y solamente una particela de los tenores segundos del coro con la correspondiente letra del estribillo.
[18] Coplas de la “Aurora”. Juan Bta. Romero Maestre en Programa de Fiestas de 2002
[21] Esta circunstancia se sigue produciendo actualmente, a pesar de la modificación de la tonalidad original, y muchos “solistas” salen poco airosos del final de la estrofa.
[22] Publicaciones del Ministerio de Defensa. Ricardo Fernández de Latorre. Historia de la Música Militar de España. Capítulo IV La Banda de Alabarderos.
[23] El Real Conservatorio, por Decreto del 15 de Diciembre de 1868 y Reglamento del 22 del mismo mes y año, pasará a llamarse Escuela Nacional de Música y Declamación, que mantendrá hasta 1900. en que volverá a adquirir la antigua denominación.
[24] Archivo del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid. Índice de alumnos matriculados por orden numérico de entrada. Registro de 1873. Inscripción 4727
[28] La letra del estribillo es posible que sea del poeta Pastor. La de la estrofa corresponde a un salmo bíblico con referencias a la rosa de Jericó. Otro detalle que hay que tener en cuenta es que a hasta mediado el siglo XX el himno de la Virgen no existía, pues se interpretaba la “Marcha Real” y que la pieza musical por excelencia debió ser este himno de la Cofradía.
[29] Contaba Olegario que, el día que Manigüel, como él le llamaba, se iba a presentar a estas oposiciones y al pasar por encima de uno de los puentes sobre el Manzanares, le dijo al trombón que llevaba en su brazo: “Si no apruebo estas oposiciones te vas tú primero a bajo y después yo”. Quizás se tratara del recién terminado viaducto de Segovia, alto y peligroso y más cercano al cuartel de San Nicolás, sede por aquel entonces, del regimiento de alabarderos.
[30] No hace falta comentar la extraordinaria expectación que debió causar Manuel Parra la primera noche que ensayó con la Banda que, por aquel entonces, tenia su “academia”, en la actual calle Manuel Parra, en el local propiedad de los Vera Parra que después sería escuela de niñas y fábrica de lanzaderas de Samuel Reig
[32] En una fecha sin concretar, pero posiblemente un 5 de Septiembre de mediados los años treinta, la Banda tomó parte en el desfile de medio dia en las fiestas de Villena. A esta población había sido invitado Palanca ( No puedo precisar con exactitud si Julián o Antonio; son dos personas distintas sin ningún tipo de relación, aunque ambos eran músicos de mucho prestigio a nivel nacional, el primero, compositor de pasodobles tan conocidos como “Goya” y director de la Banda del Regimiento Badajoz n.-33 con sede en Barcelona y el segundo, director de la Banda Municipal de Málaga y futuro director de la banda Municipal de Valencia.). Después de concluido el desfile el mencionado Palanca se interesó por como había sonado la Banda de Beneixama. La casualidad quiso que se cruzara con Olegario Pastor, y de inmediato, al reconocer el color “caqui”de los uniformes, le llamó y después de presentarse le apostilló”: Suenan Uds. diferente a los demás”. Olegario le agradeció sus palabras y le explicó que él era el subdirector y que la preparación de la Banda correspondía a Manuel Parra, ex -profesor de la Banda de Alabarderos, y que debido a su avanzada edad no se había podido desplazar con la Banda.
[33] Este desfile se dejó de celebrar a principios de los años setenta cuando muchos músicos, particularmente jóvenes, diezmaron la banda al incorporarse a escuadras y carrozas
[34] A.H.M.B. Archivo Histórico Municipal de Beneixama. Libro de Actas de 1911
[38] Casi la totalidad de los investigadores sobre el Cuerpo de Alabarderos, y muy en particular sobre su banda de Música, opinan en este sentido ya que en ninguno de los archivos militares existe documentación al respecto, aunque se han reconstruido algunos periodos a través de consultas a viejos músicos y de expedientes personales que, en algunos casos, si se custodian en el Archivo General Militar de Segovia. En cuanto al material de música como partituras y particellas, debió desaparecer en su totalidad pasto de las llamas o quizás saqueado puesto que en la actual Unidad de Música de la Guardia Real no existe nada de sus antecesores si exceptuando algunos pequeños detalles como fotografías y algunos enseres.